El convento, tras años de inactividad y marcado deterioro, presentaba un estado de abandono generalizado antes de la intervención. La rehabilitación abordó un doble propósito: la recuperación física del edificio y su adaptación funcional a nuevas necesidades. Este proceso se llevó a cabo respetando un principio fundamental: asegurar la compatibilidad entre el uso asignado y la preservación de los valores patrimoniales esencial es del monumento. La restauración devolvió el esplendor a uno de los edificios más emblemáticos de esta histórica ciudad, proporcionando a la ciudadanía espacios inigualables para su disfrute y revitalizando su legado cultural.